¿De dónde vienen las ideas para escribir un relato? Es una buena pregunta. La respuesta debe ser distinta para cada escritor, tiene que serlo, aunque pueden existir muchos puntos en común, y son estos puntos los que motivan esta entrada en mi blog.
Muchas veces, cuando leo algo, tengo la extraña impresión -deja vu- de haberlo leído en otra parte. ¿A qué se debe? A que la idea central ya fue empleada en otra obra de similares características (un poco más descabellado sería pensar en la vida como una Matrix y en los Agentes ingresando para buscarme). A ver, pongamos un ejemplo bastante a mano que, no tan casualmente, estoy leyendo ahora: Psicoespacio, de Robert Sawyer, novela corta ganadora del premio UPC de 1997; su trama es similar a Contacto, de Carl Sagan, año 1985, tan similar que parece copia: Una especie alienígena transmite señales de radio donde dicen cómo construir una nave espacial; envían los planos, así de sencillo. La similitud es grande pero no por ello se puede hablar de plagio así como así. La verdad es que muchas veces no nos damos cuenta de dónde viene la idea, simplemente aparece allí y escribimos sobre ella. Luego, quizás, algún amigo o colega nos diga sorprendido: "Pero si eso lo leí en tal o cual libro", a lo que, poniendo nuestra mejor cara de despistados, decimos que ignorábamos por completo o que no lo habíamos notado. Y efectivamente, resulta que nuestras mentes, como parte del proceso creativo, realizan una compleja asociación de ideas que, dada la vastedad literaria escrita hoy en día, resulta invariablemente "parecido" a algo existente.
Rara vez podemos decir que estamos frente a una idea por completo original, y a veces eso simplemente significa que no hemos leído lo suficiente. Las ideas nuevas son esquivas, dificiles de hallar o, tal vez demasiado alienadas para ser incorporadas en nuestras obras.
El otro día, leyendo La luna quieta, de Negrete, se me ocurrió una idea interesante, que no original, para escribir un relato sobre inteligencia artificial. La novela y su clima fue el disparador mental que me indujo a imaginar "que pasaría si..." y de ahí que pude concebir todo un argumento para un cuento.
Así nacen las ideas en este reino literario, por asociación involuntaria, por influencia directa y, a veces también, de pura casualidad.
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